En invierno y cuando las temperaturas son frías se produce uno de los fenómenos más incómodos en el hogar y es la aparición de la condensación de la humedad. Las ventanas, debido a choque de temperatura entre el exterior de la vivienda y el interior, se llenan de gotas de agua que no solo afean la ventana porque no queda perfectamente limpia y bonita.
También hay otro efecto muchísimo peor y es que el exceso de humedad favorece enormemente la aparición de moho. Y vuelta a lo mismo, estéticamente es horrible y en temas de salud, muchísimo más.
Por eso os traemos algunos trucos para que no haya condensación de las ventanas y, por tanto, no aparezca ni moho ni marcas de humedad.
Esto tienes que hacer para evitar la condensación
Lo primero es atajar el problema de raíz. Que haya condensación se debe a que hay un exceso de humedad y, por tanto, el primer consejo es que trates de reducir al máximo la humedad de tu casa. Redundante, pero vital.
El primer consejo básico es que ventiles la casa. Sabemos que es difícil en invierno, porque hace mucho frío en la calle, pero es necesario hacerlo de vez en cuando. Para ello aprovecha las horas menos frías del día y con 20 minutos o media hora tendría que ser más que suficiente.
También es imprescindible un equilibrio entre evitar la condensación y pasar frío. Por eso, se recomienda que no esté la casa demasiado caliente (de paso ahorrarás en calefacción) ni tampoco muy fría para, precisamente, no pasar frío. Por eso se recomienda tener la casa a 18 o 19 grados.
El siguiente es más complicado, sobre todo por el precio. Si tienes ventanas antiguas y con perfiles de metal es más probable que aparezca la condensación, por lo que es conveniente poner unas más modernas. Pero lo dicho, este es más difícil porque además desde la guerra de Ucrania está todo muy caro.
Y por último y quizá lo más sencillo de hacer es utilizar deshumidificadores. En grandes superficies venden baratos y hacen un gran papel.